Había una vez un borracho que llega a su casa a las tres de la madrugada y toca el timbre. - ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta! Y nadie le abría la puerta. Entonces fue al bar de la esquina y pidió prestado un teléfono, y dice: - Buenas noches, ¿está Manolo? Y le responde su mujer: - No, no está. Y dice: - ¿¡Cómo voy a estar si no me abres la puerta!? |
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